Cuando la mayoría piensa en luz, imagina una herramienta funcional. Para Ingo Maurer, la luz era poesía. Era emoción, provocación, arte. Desde la lámpara Bulb en 1966 hasta instalaciones etéreas como Zettel’z, Maurer no solo iluminó espacios, sino también conciencias.
¿Quién fue Ingo Maurer?
Nacido en 1932 en Alemania, Maurer comenzó su carrera como tipógrafo. En los años 60 fundó su empresa Design M, desde la que lanzó algunas de las luminarias más reconocidas del siglo XX.
Maurer fue rebelde, lúdico y profundamente poético. No seguía tendencias: las creaba. Para él, una bombilla no era solo un objeto funcional, sino una excusa para contar una historia.
Obras que inspiran
Algunas de sus piezas más icónicas:
Bulb (1966): una lámpara que celebra la propia forma de la bombilla.
Lucellino (1992): una bombilla con alas de pluma, mezcla de tecnología y poesía.
Zettel’z (1997): lámpara compuesta por notas flotantes que el usuario puede personalizar.
YaYaHo (1984): sistema modular de iluminación con una estética futurista.
Un legado que sigue brillando
Maurer falleció en 2019, pero su legado sigue inspirando a diseñadores, arquitectos y soñadores. Su estudio, Ingo Maurer GmbH, continúa desarrollando proyectos fieles a su espíritu: provocadores, juguetones, llenos de alma.